Google+ vuelve a acaparar atención esta semana por dos novedades en su red. La primera, la introducción de etiquetas tipo hashtag en su red para EE.UU. y su posterior indexación por el motor de búsqueda (aunque sólo aquellos de su propia red). La segunda es la nueva integración de los comentarios en YouTube con los de la red social.
Con datos que hablan de 359 millones de usuarios activos, hay quien ya se refiere a Google+ como la segunda red social más amplia, por delante de Twitter. Si esta afirmación parece atrevida es porque, en efecto, lo es. Cualquiera que entre en ambas redes verá grandes diferencias cualitativas entre las dos.
El diseño y la usabilidad, una de las mayores quejas de los usuarios de Facebook, no es un problema en Google+. Su sistema para organizar contactos, los círculos, es muy práctico y manejable. Google añade ventajas de calidad, como la posibilidad de hacer retransmisiones de videochat a una gran audiencia o de tener videoconferencias con varios amigos (hangouts). La integración con otros productos del buscador funciona bien y ofrece la confianza que uno suele otorgarle a Google. Puede parecer que Google+ es el gigante dormido a la espera de que la fatiga con Facebook envíe a cientos de millones de usuarios a sus brazos.
Sin embargo, los datos que analizó Social Media Examiner en julio, correspondiente a hace unos meses, pintan un cuadro muy distinto. Lo primero que llama la atención es que las encuestas del Pew Research Center ni siquiera incluyen a Google+ cuando preguntan en EE.UU. por las redes que usa la población. La razón que dan es que los usuarios no parecen ser capaces de distinguir con claridad entre Google y su red social. Esto apunta a un problema de branding en esta red.
Datos de tráfico
Nielsen señala que en marzo de este año, los usuarios medios de Google+ pasaron seis minutos en todo el mes (en comparación con las más de seis horas de Facebook). Este dato es el indicador más claro de la gran dificultad para lanzar una nueva red social: Facebook tiene a los amigos de todo el mundo. Salvo profesionales de Social Media y grupos de aficionados, es difícil encontrar a nadie de la red personal de uno compartiendo o interactuando activamente en Google+.
Un último dato demoledor es el de tráfico, aportado por ComScore: Google+ aparece en cuarto lugar, por detrás de Facebook, LinkedIn (que está implementando la gestión de contenidos con éxito) y Twitter.
Todo esto lleva a pensar que, si bien Google+ tiene grandes ventajas y no debería ser ignorado por las marcas para según qué audiencias, sí tiene un problema de identidad. Si los usuarios no saben para qué tienen que invertir sus ya escasas atención y tiempo en aprender y sentirse a gusto en un nuevo entorno, simplemente no lo harán.
Las redes sociales no son un lugar neutro en el que compartimos información y comentarios de forma aséptica. Son un lugar al que le solemos atribuir un fuerte valor emocional, ya que algo tan importante como nuestra red de amigos está a la escucha. Poca gente pone sus emociones en juego sin tener la seguridad de entender por qué lo hace.
Google+ sigue aportando el valor de tener una relación privilegiada con el motor de búsqueda de Google. Es por ello que conviene que nuestro perfil como marcas tenga impacto (y, de hecho, ahora es el momento de mimarlo y darle brillo). Sin embargo, su futuro no está nada claro.